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Ejemplos de Naturalismo

El Naturalismo es un movimiento literario, cultural, artístico, filosófico y científico que surgió a finales del siglo XIX en Francia por Émile Zola. Asimismo, los ejemplos de Naturalismo más comunes destacan la literatura y la pintura.

Por otra parte, esta corriente tiene el objetivo de interpretar la realidad destacando las leyes de la naturaleza. Además, se entiende también como la culminación del Realismo.

Características del Naturalismo

Es la contraparte del Romanticismo.
Se centra en la realidad material y toca temas duros, grotescos. Es decir, sin importar su crudeza o delicadeza.
Expresa temas sobre las condiciones sociales y humanas que se rigen por naturaleza.
Es objetivo, por lo tanto, presenta la realidad tal y como es.
Da importancia a describir los ambientes.
Tiene enfoque en las clases más marginadas.
Usa lengua popular.

Ejemplos de naturalismo

1- Ejemplos de Naturalismo en la pintura

El naturalismo en la pintura no busca realizar ningún tipo de crítica o juzgar lo bueno de lo malo, solo muestra la realidad de forma objetiva. De esta forma, algunas obras destacadas son:

Jean-François Millet – El Ángelus (1857-1859).
María Bashkirtseff – Le Metting (1884).
John James Audubon – American Flamingo (1864).
Marianne North – Banco de árboles de quaresma y trompeta (1873).
Alfred Parsons – Rosa damascena rubrotincta (1914).
Richard Friese – El tigre (1890).

Ejemplos de Naturalismo en la literatura

Fragmento de Thérèse Raquin – Autor: Émile Zola

«Se había repantigado en el banco de popa, con ambos codos en el filo de la barca, y se contoneaba con fanfarronería. Thérèse le lanzó una singular mirada; las risotadas de aquel pobre hombre fueron como un trallazo que la espoleó y la puso en marcha. Saltó de pronto dentro de la barca. Se quedó a proa (…).

Enfrente se alzaba la gran mole rojiza de las islas. Ambas orillas, de un tono pardo oscuro salpicado de gris, eran como dos anchas franjas que se unían en el horizonte. El agua y el cielo parecían del mismo paño blanquecino. Nada hay más dolorosamente apacible que un crepúsculo de otoño”.

Fragmento de La Barraca– Autor: Vicente Blasco Ibáñez

“Los últimos ruiseñores, cansados de animar con sus trinos aquella noche de otoño, que por lo tibio de su ambiente parecía de primavera, lanzaba el gorjeo final como si les hiriese la luz del alba con sus reflejos de acero (…)

El espacio se había limpiado de tenues neblinas, transpiración nocturna de los húmedos campos y las rumurosas acequias. Iba a salir el sol. En los rojizos surcos saltaban las alondras con la alegría de vivir un día más (…)”

Fragmento de Los pazos de Ulloa– Autor: Emilia Pardo Bazán

“Era noche cerrada, sin luna, cuando desembocaron en el soto, tras del cual se eleva la ancha mole de los Pazos de Ulloa. No consentía la oscuridad distinguir más que sus imponentes proporciones, escondiéndose las líneas y detalles en la negrura del ambiente (…).

Adornaban la elevada campana de la chimenea ristras de chorizos y morcillas, con algún jamón de añadidura, y a un lado y a otro sendos bancos brindaban asiento cómodo para calentarse oyendo hervir el negro pote, que, pendiente de los llares, ofrecía a los ósculos de la llama su insensible vientre de hierro”.